El respeto y los toros

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ARTÍCULO DE OPINIÓN

Mónica Varela

La semana pasada asistimos a uno de los mayores cambios en la historia de nuestras queridas fiestas: la no realización de espectáculos taurinos en la próxima Fira d’Agost.

A raíz de la consulta ciudadana, he oído muchas opiniones enfrentadas, tan enfrentadas que en algunos casos se han perdido las formas al defenderlas. Y la verdad es que la actitud que se está tomando al respecto me entristece. La gente debería saber que el compartir una opinión y respetarla son cosas completamente diferentes. El entender esta diferencia te ayuda a discutir abiertamente y sin preocupaciones sobre diferentes puntos de vista.

Estas últimas semanas me he encontrado debatiendo con gente de ideas muy diferentes. En lo que respecta a los taurinos o anti-taurinos su postura es clara y no cambiará por muchos argumentos que se les den. Está bien, no importa, ya que cada uno es libre de pensar lo que quiera y, por muy claro que veamos nuestros ideales, no podemos metérselos a nadie por la fuerza.

También me he encontrado con gente que no está a favor ni en contra, simplemente opinan que “si a la gente no le gustan los toros que no vayan a la plaza, no sé por qué se tiene que elegir”. La verdad, yo pienso que este es un gran error.

A mi entender, estas votaciones tenían un sentido moral al que la mayoría de las personas no se quieren enfrentar. No se trata de votar un nuevo presidente, tampoco de elegir qué grupos de música quieres en las fiestas de tu ciudad, si no en la elección de algo que puede influir en tu forma de pensar si eliges un bando u otro, y como no quieres aceptar tu postura simplemente no piensas en ello y dejas que otros decidan por ti (ya sea a tu favor o en tu contra). A toda esta gente les pido un poco de compromiso. La gente debería pensar en el significado de esta votación y pensar en lo que realmente quieren. En la tauromaquia no hay término medio, o existe o no, y eso lo decidimos los ciudadanos, eso es lo que nos piden, que elijamos entre la continuidad o el cambio.

Otras personas esgrimen la cadena alimentaria como argumento para apoyar los festejos. Igualan nuestra condición a la tauromaquia: “mucho defender a los toros pero igualmente continuas comiendo carne”. Sí, eso es verdad. Sé que algunos pensaréis que peco de demagogia al criticar este «arte de tradición centenaria» y comer carne. No penséis que no pienso en esos animales de granja, apiñados, explotados, engordados, sin ver la luz del sol ni siquiera un día en su vida, porque no es así. Por mucho que me duela, tengo que comer carne, ya que soy omnívora. Pero del mismo modo diré que en cierta medida es culpa de la sociedad en la que vivimos: estamos demasiado acostumbrados a ir a los supermercados y coger los alimentos de forma rápida y sencilla en vez de preocuparnos por buscarlos en granjas ecológicas y pagar el sobrecoste por ello.

Igualmente, no me gusta que se confundan ambos trabajos. Los que trabajan en la matanza de los animales para la alimentación no les gusta ese trabajo. Muchos dicen que es horroroso y que no le desean ese trabajo a nadie. Esas personas no tienen a nadie que los aplauda, ni que los glorifique, ni que los lleven en hombros cuando salen de trabajar. Esas personas no tienen esa satisfacción personal que tiene los toreros cuando matan a un toro.

Llegado cierto punto, el que estés a favor o en contra de la tauromaquia se convierte en algo irrelevante cuando no existe un respeto entre ambas partes. En lo que a mí respecta, me parece absurdo que nuestra sociedad, que se llama a si misma civilizada, aun sea capaz de acudir a una plaza dónde se tortura a un animal hasta matarlo. No comparto su forma de pensar ni actuar, pero aun así la respeto.

Mónica Varela

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