Ante las dificultades de participar directamente, Sor María, a sus 94 años, afirma sumarse desde la distancia al Jubileo
A.S.
235 km separan a esta monja de su pueblo natal, la Font de la Figuera, porque, en la actualidad y desde hace 58 años, ayuda a enfermos mentales en el hospital psiquiátrico de Salt (Girona).
Nació el 7 de Junio de 1920 en la Font de la Figuera. Desde muy joven quiso consagrar su vida a Dios como religiosa, pero no ingresó en la Orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul hasta los 35 años de edad. Pasó tres meses de prueba en el Hospital Militar madrileño de Caramanchel. El 26 de Junio de 1955 inició el noviciado que concluyó un año después, siendo destinada al Hospital Psiquiátrico de Salt, en Gerona, el 16 de Julio de 1956, donde permanece en activo hasta el día de hoy, con 94 años de edad. Su vida es un ejemplo de generosidad en el servicio de los más necesitados y de entrega total a Dios.
• Sor María, ¿qué recuerda de aquel pueblo, la Font de la Figuera, y de su infancia?
Tengo muchos recuerdos, como por ejemplo, nuestras subidas al Capurutxo con mis padres o los juegos con las gallinas en el patio de casa con mis hermanos.
Me gustaban la “dansà” con motivo de la festividad de la Mare de Déu dels Xics y disfrutaba mucho con la gente que venia de fuera. También las fiestas de Santa Bárbara, cuando íbamos a la ermita y lanzaban “confits” desde las carrozas.
• En su vida, ¿qué le proporcionó su pueblo?
La acogida de la gente y la ayuda de los vecinos.
• ¿Como recuerda a su familia? ¿Y a sus amigos?
Recuerdo la familia como la más buena en todos los sentidos, al igual que mis amigos. Mi madre, cuando nos llevaba a la iglesia nos distribuía a su alrededor. Llamábamos la atención porque éramos cinco. Incluso un día, el vicario nos dijo: “parecéis una gallina con sus polluelos”.
• ¿Qué aprendió en la Font de la fe, la esperanza y la caridad? ¿Fue la Parroquia de la Natividad su escuela, de alguna manera?
Sí. En la Parroquia aprendí casi todo lo que sabía antes de marcharme, sobre la fe, la esperanza y la caridad. Pero, sobre todo, era en casa donde vivía una fe profunda, tanto por parte de mis padres como de mis hermanos.
Uno de mis hermanos, (Modest), le pedía a la madre que lo despertara para ir a misa, pero que lo hiciera con un pellizco, porque de esta manera mi padre no se despertaría.
• ¿Cómo nació su vocación religiosa? ¿Encontró obstáculos?
Fue de esta manera: había en el pueblo algunas familias necesitadas, y junto con unas amigas, organizamos unas rifas para recoger dinero y así poder ayudarles. Sentimos tan grande satisfacción que pensé que podría dedicar mi vida a ayudar a los demás.
¿Obstáculos? Tuve que esperar porque mi madre estaba enferma, era diabética, tenían que amputarle una pierna y tuve que cuidarla.
• Sor María, cuando llega la noticia, hace más de 50 años, que sería destinada a un hospital psiquiátrico, ¿qué es lo primero que piensa?
El Señor te alumbra en cada momento: fui a Valencia, y pasé por delante de un hospital psiquiátrico (¡sin buscarlo!). No se puede imaginar el impacto que me causó y me hizo pensar que no podría seguir: vi que tenían platos (de aluminio), atados con cadenas en la mesa. Piense que en aquellos tiempos no había medicación para estas enfermedades y los enfermos estaban en muy malas condiciones.
• Después de 58 años en el Hospital Psiquiátrico de Salt (Girona), ¿siente que aún le queda algo por hacer?
Siempre queda mucho por hacer. Cuando voy a misa, que es el único momento que aprovecho para ir al hospital porque vivimos en un piso, tengo ocasión de ver a los pacientes, saludarlos, hablar con ellos, etc. Nos alegramos mucho de vernos mutuamente. Son personas que se hacen de querer, porque transmiten, por otra parte, mucho cariño. Además, siempre que puedo rezo por ellos, como ellos me piden.
• ¿Es un trabajo duro, pero, hay momentos “felices” o “divertidos”?
Hay momentos duros, como cuando uno de los pacientes me pedía que lo atara, porque sabía que, de lo contrario, haría daño a alguien…, también cuando alguno o alguna se escapaba, si se perdían, a veces estábamos varios días sin saber de ellos. Y, finalmente, volvían sucios, desnutridos y con la ropa hecha girones.
Pero también te hacen reír: una vez uno me asustó porque me cogió de la cintura (él detrás de mí) con mucha fuerza, pero en seguida, después de quitarme la toca del hábito, me tranquilizó: «No se asuste que no le haré ningún daño, sólo quiero saber si es hombre o mujer»… y enseguida me soltó.
• ¿De qué manera ha afectado la crisis a centros psiquiátricos como el que está usted?
Yo ya no trabajo. Sería una injusticia dada la falta de puestos de trabajo que hay, y ya soy lo suficientemente mayor.
La crisis ha afectado, claro, como en todas partes: recortes de los sueldos, de personal, restricciones de material, listas de espera más largas, se nota incluso en la cocina…
• Con 94 años, ¿le quedan fuerzas para continuar con su tarea?
Mi tarea como Hija de la Caridad no se acaba nunca y gracias a Dios todavía puedo hacer algunos servicios a la comunidad y a las personas necesitadas que vienen a casa buscando alimentos, trabajo, ayuda… Siempre puedo (y procuro), ser acogedora, atender y escuchar a las personas que vienen a menudo angustiadas por muchos problemas.
• El papa Francisco ha pedido a los fieles que oren por los enfermos mentales. ¿Ha seguido usted la recomendación del pontífice?
La verdad es que no lo sabía pero no por eso he dejado de hacerlo porque oramos cada día por los enfermos.
• ¿Se puede encontrar a Cristo también entre los enfermos mentales?
¡¡Madre mía!! Desde las puntas de los cabellos hasta los pies, pasando por el corazón de todos ellos, que es el más grande y sencillo que podemos encontrar. Creo que en ellos es donde Cristo se debe encontrar más a gusto porque son ellos, «los más débiles», los que nombra el Evangelio.
• En 1410, Valencia inauguraba el «Hospital dels Innocents, Bojos, Orats i Desemparats”, primer psiquiátrico del mundo, fundado por el padre Jofré. ¿Piensa que la palabra «loco» para referirse a un enfermo mental, cada vez está más en desuso? ¿Cómo ha cambiado la concepción de la «locura»?
Como concepto está en desuso, aunque a menudo la gente lo utiliza para denominar a alguien que hace las cosas sin sentido. La palabra «loco» es ofensiva. Sería mejor no utilizarla nunca.
• Usted procede de la Font de la Figuera y, durante este año, la Parroquia celebra el Jubileo a la Mare de Déu dels Xics. ¿Qué piensa que su pueblo celebre un Año Santo y que se convierta en centro de peregrinaciones?
Mucha satisfacción y alegría. Que la gente pueda conocer más a la Virgen, y si además es la «nuestra»… eso multiplica el gozo.
• ¿Vendrá a participar en alguno de los actos con motivo del Año Santo?
Si pudiera iría corriendo, pero me parece que tendré que ofrecer el sacrificio desde aquí.
• En su vida y en su tarea, ¿se ha sentido acompañada o ayudada por la Mare de Déu dels Xics?
Muchas veces. Es la más bonita. A menudo me brota invocarla, y si el motivo es grande, incluso con un grito.
• ¿Como aconseja que celebremos sus paisanos este Año Santo?
Haciendo lo que hacéis, dando a conocer a “la Mare”, organizando actos o celebraciones festivas, y pidiéndole a ella que proteja a los más pequeños (niños, niñas y jóvenes).
• En este tiempo de reconciliación (Año Santo), ¿cómo puede ayudar usted a que sus paisanos reencuentren la fe, la esperanza y la caridad?
Con la oración y ofreciendo pequeños sufrimientos o contrariedades, dada mi edad y la distancia.