Dos de las trece nuevas mártires cuyo decreto firmó ayer el Papa son valencianas, de Alberique y Bétera

Dos de las trece mujeres cuyo decreto de martirio firmó ayer el papa Benedicto XVI eran valencianas, concretamente de las localidades de Alberique y Bétera. Se trata, respectivamente, de la Hija de la Caridad Josefa Martínez Pérez, y de la seglar Dolores Broseta Bonet.

De las trece nuevas mártires, todas, menos Dolores Broseta, eran Hijas de la Caridad, y fueron asesinadas “por odio a la fe”, en distintos lugares de la archidiócesis de Valencia entre agosto y diciembre de 1936.

Entre ellas se encuentran dos vizcaínas, Victoria Arregui Guinea, y Joaquina Rey Aguirre; dos gallegas, Maria del Carmen Rodríguez Banazal, de Orense, y María Luisa Bermúdez Ruiz, de La Coruña; una gaditana, María del Pilar Nalda Franco; dos Hijas de la Caridad navarras, Estefanía Irisarri Irrigaray y Josefa Laborda Goyeneche; dos burgalesas, Isidora Izquierdo García y Micaela Hernán Martínez; una segoviana Martina Vázquez Gordo, y una zaragozana, María del Rosario Ciércoles y Gascón.

En la causa, encabezada por Josefa Martínez Pérez, natural de Alberique (Valencia), que fue martirizada en Llosa de Ranes el 15 de octubre de 1936, figuran un grupo de cinco religiosas y una seglar que fueron muertas en el picadero de Paterna el 9 de diciembre de 1936: Maria del Carmen Rodríguez Banazal (Orense, 1876), María del Pilar Nalda Franco (Cádiz, 1871), Estefanía Irisarri Irrigaray (Navarra, 1878), Josefa Laborda Goyeneche (Navarra, 1864), Isidora Izquierdo García (Burgos, 1885), y la seglar nacida en Bétera (Valencia) en 1892, Dolores Broseta Bonet.

Igualmente, pertenecen al grupo, Martina Vázquez Gordo (Segovia,1865), martirizada en Algar de Palencia el 4 de octubre de 1936; Victoria Arregui Guinea (Vizcaya,1894), que junto a Joaquina Rey Aguirre (Vizcaya,1895), fue asesinada en Gilet el 28 de octubre de 1936. Finalmente, incluye la causa a María Luisa Bermúdez Ruiz (La Coruña, 1893); María del Rosario Ciércoles y Gascón (Zaragoza, 1873); y Micaela Hernán Martínez (Burgos, 1881), que sufrieron martirio en Llosa y Almenara (Castellón) el 19 de agosto de 1936.

La causa fue iniciada en la diócesis de Valencia 1966 pero quedó interrumpida y se reanudó en 1994, según fuentes de la comisión de las Causas de los Santos del Arzobispado de Valencia.

Dos valencianas, entre las nuevas mártires

Encabeza la causa sor Josefa Martínez Pérez, natural de Alberique. Trabajaba como enfermera en el Hospital Provincial de Valencia en 1936, “destacando por su fidelidad a las Reglas, piedad y entrega a los enfermos”. Al estallar la guerra civil “fue despedida la comunidad integrada por un centenar de hermanas”, buscó refugio en Alberique, junto a sus padres y su hermana Natalia que esperaba su cuarto hijo. Al ser detenido y amenazado de muerte su cuñado, por su condición de padre católico, ella se ofreció en su lugar pero no fue aceptada. A los pocos días la apresaron junto con su hermana. “Sor Josefa intercedió ante los milicianos para que liberasen a su hermana que estaba en cinta, y pidió que sólo la matasen a ella. Fue fusilada por causa de la fe el 15 de octubre de 1936 en Llosa de Ranes en el paraje conocido como «puente de los perros». Antes de morir, “perdonó a los que la fusilaban, puso su vida en manos de Dios y pidió la intercesión de la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario”.

Igualmente, la otra mártir valenciana es Dolores Broseta Bronet, seglar que vivía con las religiosas en el Hogar de personas mayores de Bétera, localidad donde había nacido en 1892. Intentó ingresar en las Hijas de la Caridad de joven pero por padecer hemorragias frecuentes no pudo hacerlo. Regresó a Bétera, para trabajar en el asilo con las religiosas pero al ser asaltada la residencia, se refugió en Valencia en una pensión con otras religiosas hasta que fueron localizadas, y fusiladas en el Picadero de Paterna.

Con Dolores Broseta fueron fusiladas las religiosas que se encontraban con ella en la pensión: sor Josefa Laborra Goyeneche, natural de Sangüesa (Navarra), tenía 72 años y era superiora del Colegio-Asilo de Bétera; sor Carmen Rodríguez Banazal, nacida en Cea (Orense), tenía 59 años y ejercía en Bétera su ministerio como maestra de párvulos; sor María del Pilar Nalda, natural de Algodonales (Cádiz), de 65 años y sor Estefanía Irrirarri, de Peralta (Navarra), de 58 años , de ellos los últimos 39 como maestra de párvulos en Bétera.

Muerta por los mismos a los que había dado de comer

Sor Martina Vázquez Gordo, natural de Cuellar (Segovia), tenía 71 años cuando en 1936 se encontraba en el Hospital de Segorbe (Castellón), de donde fue despedida al comenzar la persecución religiosa. Fue capturada en casa de una antigua alumna que la había protegido, se puso el hábito y fue conducida en un camión a la carretera de Algar de Palencia . Tras rezar por sus perseguidores y perdonarles públicamente su perdón, pidió morir de frente, con los brazos en cruz y el crucifijo entre los dedos de su mano derecha. Se da la circunstancia de que los milicianos que dispararon habían sido socorridos por ella en el Comedor de Caridad de Segorbe que había fundado.

Sor Joaquina Rey nació en Begoña (Bilbao), en 1895, fue destinada a la Casa de Beneficencia de Valencia y al comenzar la persecución de 1936 se refugió con otras hermanas de la comunidad en la localidad valenciana de Foios , en la casa familiar de una hermana. Allí fueron localizadas y apresadas. Llevadas ella y su compañera Sor Victoria Arregui, nacida en Bilbao un año antes que sor Joaquina, fueron sentenciadas a muerte por su condición de religiosas. Antes de ser fusilada en la tapia del cementerio de Gilet, el 29 de octubre de 1936, Joaquina Rey arrebató el arma al verdugo que intentó violarla antes de disparar. “Pero reflexionó, entregó el arma y pidió perdón públicamente por su cobardía”, según las mismas fuentes. Seguidamente ofreció el perdón a sus perseguidores y aceptó los tiros de muerte mientras gritaba: «Viva Cristo Rey».

Sor María Rosario Ciércoles nació en Zaragoza en 1873. Cursó los estudios de Música antes de ingresar en la Compañía. En 1936 desarrollaba su misión como organista, profesora de Música y manualidades profesionales en el Asilo de San Eugenio de Valencia. Sor Rosario con otras dos compañeras, sor Micaela Hernán natural de Burgos, de 55 años, y sor María Luisa Bermúdez, de San Pelayo de Sabugueira (Coruña) y 43 años, se fueron a Puzol (Valencia), a la casa de un familiar de una hermana donde fueron apresadas el 17 de agosto de 1936 y martirizadas debajo de un limonero cerca del cementerio de Benavites (Valencia).

2 comentarios sobre “Dos de las trece nuevas mártires cuyo decreto firmó ayer el Papa son valencianas, de Alberique y Bétera”

  1. Hola ADELA BALDRES GRAU, soy Joan Andreu tu tio que vive en Lloret de Mar, he visto tu bloc y me ha gustado mucho lo que cuentas de las hermanas de la caridad, que el santo Padre Benedicto XVI ha firmado como decreto de martirio de las 13 hermanas, que dos son valencianas de Alberique y Betera.
    Esta muy bien, cuenta cosas de Játiva, me encantará seguir leyendote.
    Joan Andreu

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