La Torre de las Palomas del Monasterio de la Murta será visitable

Cultura presenta el proyecto de restauración

  • La directora general de Patrimonio Cultural Valenciano, Paz Olmos, presenta la intervención que cuenta con un presupuesto de más de 880.000 euros
  • En la rehabilitación se va a proceder a la reposición de la cubierta y las escaleras interiores con la intención de que sea visitable y que desde lo alto se pueda contemplar el valle y los restos del monasterio

Valencia (3-3-10) La Directora General de Patrimonio Cultural Valenciano, Paz Olmos, ha presentado hoy el proyecto de intervención que se va a llevar a cabo en la Torre de las Palomas del Monasterio de Nuestra Señora de la Murta de Alzira. Esta rehabilitación ya fue anunciada por Olmos en julio de 2008 cuando se encontraba en fase de contratación. Ahora, tras la redacción ha llegado el momento de la presentación del proyecto, que cuenta con un presupuesto global que supera los 880.000 euros.

La Torre de las Palomas es una torre de defensa construida entre 1547 y 1601, periodo en el que eran muy frecuentes los ataques berberiscos provenientes de la costa. Era habitual el rapto de personas de cualquier condición, incluídos los monjes, lo que constituía una actividad muy lucrativa y, por tanto, recurrente.

La situación de la torre de las Palomas en el conjunto del valle y del monasterio hace pensar que estaba ideada como refugio último de los monjes en caso de ataque, pues está emplazada detrás del monasterio, en lo más profundo del valle. Refuerza también esta idea el hecho de que muy posiblemente se edificó como elemento exento al resto de las edificaciones, con acceso desde una puerta levadiza situada al nivel del primer piso. Las posteriores reformas, la construcción de la nueva iglesia junto a ella y la pérdida de funcionalidad defensiva, puesto que la intensidad de los ataques y saqueos berberiscos fue disminuyendo a lo pocos años de su finalización, integraron el espacio interior de la torre con el resto de edificaciones que conformaban el conjunto monacal.

A pesar de tratarse de uno de los elementos del cenobio mejor conservados, presenta actualmente un estado muy deteriorado. Conserva gran parte de la fábrica original pero se han perdido importantes elementos originales, como la escalera, la cubierta, la mayor parte de los revestimientos exteriores e interiores, la totalidad de la carpintería y parte del almenado y de los matacanes. Si bien su uso después de la exclaustración permitió su conservación, también produjo importantes alteraciones espaciales, puesto que en la actualidad se encuentra dividida en 6 niveles, construidos probablemente en la primera mitad del siglo XX, no coincidentes con los originales. Estos pisos están conformados por forjados de vigueta metálica y vueltas de ladrillo, cuyos elementos metálicos presentan un avanzado estado de oxidación.

En la rehabilitación integral que se va a llevar a cabo en este emblemático elemento del conjunto monacal, se va a proceder a la reposición de la cubierta y las escaleras interiores con la intención de que sea visitable y que desde lo alto se pueda contemplar el valle y los restos del monasterio. Se prevé la consolidación muraria de las fábricas mediante la inyección de morteros de cal hidráulica, así como el cosido de las grietas de mayor entidad mediante la disposición de varillas de fibra de vidrio. Puesto que los niveles originales de los pisos interiores de la torre aparecen claramente definidos en los muros, se van a reconstruir en sus alturas originales, restituyendo así la relación correcta entre niveles de piso y alturas de los huecos la fachada, actualmente distorsionada.

Para afianzar el espíritu original defensivo de la torre, se va a recuperar el acceso elevado desde a nivel del primer piso, a través de una escalera exterior muy liviana en la base de la torre, pero separada de ella, que forma una plataforma de acceso. En su aspecto exterior, la intervención más visible va a consistir en la reconstrucción de los matacanes desaparecidos, que devolverá a la torre su volumetría original.

Hasta el siglo XIX el Monasterio de Santa María de la Murta fue un estimado centro religioso y cultural que atesoró a lo largo de su historia un importante patrimonio proveniente de papas, monarcas, nobles y diversos particulares. Recibió la visita de importantes personajes históricos como San Vicente Ferrer en 1410. Pero sin duda la visita que marcó un hito en la historia del monasterio fue la del Rey Felipe II el 19 de febrero de 1586 acompañado de sus hijos Felipe e Isabel Clara Eugenia, pues para que pudiera pasar el carruaje del monarca se tuvo que ampliar y acondicionar el puente de entrada al conjunto cenobítico, que hoy es conocido como puente de Felipe II.

Intervenciones anteriores
Actualmente se encuentra en ejecución la segunda fase de la consolidación de muros y contrafuertes de la iglesia del Monasterio, obra que se está llevando a cabo a través del programa ministerial del 1% cultural. Se trata de un montante total de 300.000 euros, de los cuales el ministerio aporta 225.000 euros, lo que supone un 75% del presupuesto global. El 25% restante, hasta los 300.000 euros que suponen el montante total, lo aportará el Ayuntamiento de Alzira; la Dirección General de Patrimonio se hace cargo de los honorarios técnicos.

A lo largo de los últimos años son muy numerosas las actuaciones que la conselleria de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, ha realizado tanto en las propias ruinas del monasterio de la Murta como en diferentes elementos del conjunto cenobítico diseminados a lo largo del valle. Así pues, se han intervenido desde las pinturas murales de la ermita de Santa Marta, hasta un pozo de nieve, pasando por al recuperación y mejora del acueducto o una intervención de emergencia en la crujía del coro, acumulando una intervención, hasta el momento, de más de 420.000 euros.