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Xativa sostenible

Article d’opinió | Carlos Arruñada

El pasado martes 14 de octubre, se inauguró en Xàtiva un ciclo de conferencias centradas en la figura del beato setabense Gonzalo Viñes Masip, con la intención de reivindicar su figura más allá de su vertiente pastoral, lo cual no deja de ser curioso pues creo yo que si a Gonzalo se le conoce por algo hoy en día, no es por su vertiente pastoral. Solo tenemos que buscarlo en Google para verlo, buena prueba de ello es su biografía en el diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia.

Y se me queda un mal sabor de boca ya que me pregunto porque no se han organizado estas conferencias durante las jornadas de memoria democrática. Recordemos que la vida de Gonzalo terminó el 10 de diciembre de 1936, no lo hizo a causa de la vejez, de una enfermedad o de un accidente. A Gonzalo lo mataron, cerca de Vallés, junto a Juan Cirujeda Plá y Calixto Miñana Bolinches.

Estos tres hombres forman parte de ese grupo de setabenses a los que el ayuntamiento niega sistemáticamente un homenaje. Hay en la actualidad en Xàtiva cuatro monumentos que recuerdan a las víctimas, directas e indirectas de la Guerra Civil. El del bombardeo en la estación, el de los campos de concentración nazis en la Casa de la Enseñanza y los dos dedicados a las víctimas de la represión franquista en el cementerio y en Corts Valencianes, pero ¿Y el monumento a las primeras víctimas de Xàtiva? ¿Dónde está el monumento dedicado a las víctimas de la represión republicana?

No pasó mucho desde el golpe de estado hasta que la sangre corrió por nuestras calles. El 22 de julio un disparo por la espalda acabó con la vida del labrador de 54 años Luis Martín Montblanch cuando salía del actual conservatorio de música Lluis Milán, lugar donde se ubicaba en aquel momento el ayuntamiento.

Desde entonces más de 50 personas serían asesinadas por los republicanos, setabenses como nosotros o vecinos que vivían aquí. Entre todas sus historias destaquemos algunas; José Medina Maravall fue alcalde de la ciudad. Él era ya un objetivo antes de la guerra pues gracias a él se reforzó la presencia del Ejército y la Guardia Civil en la ciudad. Como alcalde realizó muchas mejoras en la ciudad, sin embargo nada de esto fue suficiente para que el 23 de octubre de 1936 le asesinaran.

Especialmente triste me parece el caso de José María Blasco Juan y Eduardo Ripoll Diego, hoy reconocidos como beatos por la Iglesia Católica, ya que vivieron toda una vida juntos, ambos nacieron en enero de 1912 con apenas unos días de diferencia, ambos decidieron dedicar su vida a la iglesia entrando los dos en la misma orden religiosa, los claretianos, y ambos fueron asesinados el 15 de agosto de 1936 en Barbastro, tenían 24 años.

La noche del 20 de agosto de 1936 unos hombres entraron en la casa de María Climent Mata para llevársela, su madre Julia Mateu Ferrer, no quiso dejar que se llevaran a su hija, así que se la llevaron a ella también. Fueron llevadas al cementerio donde en la mañana del 21 de agosto fueron golpeadas, apuñaladas y rematadas con un disparo en la cabeza.

Rafael Piqueres González tenía 33 años cuando el 28 de marzo de 1937 lo mataron durante un interrogatorio, su cadáver fue lanzado desde la ventana del cuartel para simular un suicidio. A Vicente Agustí Enguer le pegaron un tiro el 19 de agosto de 1936, consiguió escapar y esconderse en el Forn de Sant Pere, ¿Os imagináis cómo tuvo que ser el momento en el que le descubrieron?, ¿Qué debió pensar Vicente cuando se dio cuenta de que iba a morir?

Son muchas las historias de este tipo que hoy se olvidan y yo me pregunto, en un momento donde la memoria democrática está más presente que nunca, teniendo una concejalía dedicada precisamente a esto ¿Es justo que las primeras víctimas de la guerra civil, sean los únicos que no reciben homenajes institucionales en la ciudad cada año?, ¿Sus vidas valían menos que las de las víctimas del franquismo?

Voy un paso más allá; en el monumento de Corts Valencianes figuran nombres de personas que, según las investigaciones franquistas posteriores a la guerra, fueron responsables de la muerte de algunos setabenses; entre ellos, el de Vicente Mateu Murillo, responsable precisamente de la muerte de Gonzalo Viñes.

Y podemos debatir sobre si las investigaciones franquistas fueron justas, certeras o sobre si las conclusiones a las que llegaron eran la realidad o no; sabemos que algunas ejecuciones no fueron justas, como la del militar setabense Simón Artigues de Soler y Fillol, denunciado en mayo de 1939 fue detenido y juzgado. La denuncia la realizó un soldado que estuvo a las órdenes de Simón por, supuestamente, haber ordenado el fusilamiento de un miliciano que tenía intención de pasarse al bando sublevado, algo que él siempre negó. En el juicio se tomó testimonio a varios hombres que aseguraron que Simón era una especie de tirano con sus hombres y otros que aseguraron lo contrario, que recriminó a los mandos el mal trato que tenían con sus subordinados. También se tomaron testimonios a varios clérigos que fueron favorables para el setabense, como el de Antonio Sanchis Castellano, sacerdote de Font de la Figuera que testificó que Simón le había salvado la vida del “Terror Rojo”. Pese a todo, el 28 de septiembre de 1939 fue condenado a muerte por el delito de adhesión a la rebelión.

No parece que Simón mereciera la muerte y como él seguramente otros muchos. ¿Fueron los hombres antes mencionados los asesinos que indicaron las investigaciones franquistas? Ahora mismo resulta difícil decirlo, para ello se tendría que hacer una investigación pormenorizada de cada uno de los casos, pero por el momento es lo que tenemos sobre la mesa. Teniendo esto claro, ¿Es justo que los asesinos sean recordados como víctimas y sus víctimas estén completamente olvidadas?

La memoria es importante, pero no puede depender de la forma de pensar de la víctima, del asesino o de la persona que recupera la historia, porque entonces eso no es memoria. No es incompatible recordarlos a todos; al contrario, es nuestro deber como sociedad. No recordar a las víctimas de la República, mientras te llenas la boca con palabras sobre la importancia del recuerdo a las víctimas del franquismo, es simplemente hipócrita.

Xàtiva tiene que recordar a sus víctimas, pero o las recordamos a todas, o no deberíamos recordar a ninguna.

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