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La escultora xativina Inmaculada Abarca, seleccionada en la Convocatoria pública para la realización de una instalación artística en el marco del Festival Mucho más mayo 2024 de Cartagena (Murcia), expone la obra realizada ex profeso y que puede apreciarse hasta el día 2 de junio.

La artista ha colocado, con el apoyo de los bomberos de Cartagena, seis banderas realizadas con ropa usada de mujer: vestidos, faldas y camisas con estampado floreado, en un lugar emblemático de la ciudad: la Explanada Parque Torres, desde donde se vislumbra toda la ciudad. Las banderas se encuentran a media asta en mástiles de 10 metros de altura.

La obra reivindica la posibilidad de pensar en un presente y un futuro cercano, en donde la violencia de todo tipo, pero en particular, hacia las mujeres, desaparezca por completo.

Estas banderas son una metáfora visual en clave femenina en favor de la igualdad, del aprovechamiento de recursos, en contra de la violencia, de los conflictos bélicos, de los abusos y, en general, del ser humano como objeto de consumo. Tanto desde el punto de vista artístico como simbólicamente, se trata de un material poderoso, ya que conserva la impronta (costuras, botones, ojales, volantes, etc.) de las mujeres que la usaron, convirtiéndose así en un homenaje a las mujeres que han sido asesinadas o se han visto obligadas a desplazarse o cambiar sus vidas por este tipo de violencias.

A partir del ornamento vegetal, presente en ocasiones, en los estampados de las prendas femeninas, la obra se concibe como una reflexión en contra de la violencia que permite abordar la ambigüedad con la que, en determinadas sociedades y todavía en la actualidad, se consienten prácticas ancestrales, el comercio de seres humanos o la generación de conflictos globales que siembran violencia y desigualdad.

La construcción de estas banderas floreadas recupera el significado de las insignias totémicas ancestrales empleadas históricamente por diferentes culturas. Colocándose en lo alto de un mástil, con su elevación, o como estas, a media asta, las banderas transmiten la voluntad de situar la proyección del símbolo elegido (en este caso el ornamento floral y los estereotipos en relación con la belleza) por encima del nivel normal. De este hecho deriva el simbolismo general de la bandera como signo de historia y autoafirmación. La forma de vestir generalmente nos identifica, y, en este caso, las flores de todos estos vestidos revisan de forma crítica los estereotipos creados en torno a la belleza y que aún hoy, se mantienen ‐como a lo largo de toda la historia del ser humano‐ estrechamente vinculados tanto a los ciclos propios de la naturaleza como a lo femenino. Visibilizar estas problemáticas permite reflexionar sobre la idea de que, tras la alegría, la belleza y la fiesta que evidencian estas “bonitas” banderas floreadas, se denuncian los estereotipos relacionados con la belleza misma, el consumismo o el tráfico de personas, como actividades que no dignifican al ser humano. Plantear este tipo de cuestiones es una invitación a encontrar otras estrategias para resolver los conflictos, enarbolando, como indica el título de la obra, otros mundos posibles.

Las banderas fueron confeccionadas de forma colaborativa, en el Taller de costura creativa de la Universidad Popular de Cartagena, con costureras que participaron en el proyecto de forma voluntaria. El material textil fue proporcionado por el Proyecto Abraham de Murcia, asociación que trabaja por una sociedad más justa, solidaria y sostenible, a través de diversas actividades vinculadas a la gestión integral de los residuos.

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