Durante el último año ha habido un significante aumento de las consultas por ansiedad amplificada por el tema COVID, pero especialmente focalizada en la fobia social así como en el consumo de tóxicos asociados a ella para poder sobrellevarla, agravando el problema.
En el confinamiento, pese a que para muchas personas supuso un estrés no lo fue tanto para quien ya padecía “fobia social” llegando incluso a ser un alivio no tener que socializar.
La evitación es la antesala de la psicopatología, cuanto menos nos exponemos a lo que nos genera ansiedad más la está alimentando.
Si una persona evita el contacto con los demás por miedo a ser juzgada, por sentirse ridícula durante las conversaciones o fuera de lugar, esa propia evitación que al principio supone un descanso a la larga implica inseguridad y falta de habilidades sociales, generando cada vez más miedo a esas situaciones y entrando en un bucle de pensamientos, emociones y conductas negativos que empañan la visión de la persona.
Desde la psicoterapia se trabajan esos pensamientos y conductas, así como la gestión de las emociones, favoreciendo la exposición gradual al ritmo de la persona y trabajando esas creencias irracionales para que no solo no evite esos eventos si no que además llegue a disfrutarlos.
Pilar Martínez Psicóloga General Sanitaria
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