El adiós al mejor jugador de todos los tiempos

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ARTICLE D’OPINIÓ | José Roldán, Izquierda Socialista de Argentina

Falleció Diego Armando Maradona. Una noticia de impacto nacional y mundial. Millones lo lloran y recuerdan por sus maravillosas jugadas, en el potrero o en modernos estadios, en Villa Fiorito, Argentinos, Boca, Newell’s, el Nápoli, el Barcelona o en la Selección. El que perdurará en remeras estampadas en los sitios más recónditos de la tierra. Al que se lo esperaba saliendo a la cancha al grito “Maradooooo”… para que les arranque una alegría en medio de tanta malaria. Así se lo despide hoy al mejor jugador de todos los tiempos.

Al que surgió de un barrio humilde diciendo en un video en blanco y negro que su mayor sueño era salir campeón del mundo, y lo logró. El que deslumbró pintándole la cara tanto a Gatti como a Fillol. Al Diego imparable del Mundial 86, el que deslumbró con su kilométrica carrera metiendo el mejor gol de los mundiales que 34 años después nos sigue llenando de lágrimas, 4 años después que cientos de soldados argentinos dieran la vida en Malvinas.

Se va también el que se le plantó a la FIFA denunciando a los mafiosos de Joao Havelange cuando ningún jugador de peso lo hacía, incluso formando un sindicato del fútbol. El que se opuso a la AFA de Grondona y le dijo al Papa anterior que si tanto le preocupaban los pobres que venda el oro del Vaticano, aunque luego se hizo amigo del Papa Francisco. Murió quien no tuvo empacho en subirse a un tren para repudiar al ALCA de Bush en Mar del Plata, en una digna actitud antiimperialista.

Su personalidad trascendió las canchas de fútbol, con sus pros y sus contras. Se va el astro del fútbol que tuvo sus luces y sombras. Reconocer su fútbol mágico, no es reivindicar sus conductas políticas ni personales.

Su personalidad tuvo claros y oscuros. Tuvo facetas muy contradictorias por fuera de su genio futbolístico indiscutido. Aunque Maradona se tatuó la figura del Che, equivocadamente siguió al peronismo, desde el menemismo al kirchnerismo, y apoyó entusiastamente al dictador Maduro. Y tuvo conductas repudiables y fue denunciado por violencia de género. Tuvo que reconocer a hijas e hijos después de procesos judiciales y mostró su patético machismo. Conductas que son bien señaladas en su último adiós por quienes con razón no callan, ni silenciarán las conductas machistas y misóginas de ningún famoso, por más ídolo que sea.

Preguntado en un reportaje qué diría ante su muerte, Maradona señaló: “Pondría una lápida que diga: gracias a la pelota”. Por lo que hizo con la pelota y no por sus posiciones políticas o personales, a quienes nos gusta el fútbol lo vamos a recordar como lo hacen millones.

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