Daniel Albero (Carcaixent, Valencia, 1972) sufrió a los ocho años una meningitis aguda que le dejó en coma casi un mes y que, como consecuencia directa, le provocó posteriormente la detección de Diabetes Mellitus Tipo 1.
Con solo 16 años y a lomos de una Kawasaki KX 125 que él mismo se compra gracias al dinero que consigue realizando diferentes actuaciones musicales con orquestas, empieza a participar en algunas carreras del Campeonato Territorial de Motocross.
“Mis éxitos no eran muy grandes, pero terminaba todas aquellas carreras a las que me presentaba. Esto era muy importante para mí, teniendo en cuenta los pocos recursos que tenía y con mi enfermedad a las espaldas… aunque esto, nunca lo confesaba”, comenta el piloto.
Unos años después aparcaría su hobby para dedicarse a regentar su propio negocio, “El Pitch”, un restaurante que llega a convertirse en referente gastronómico en su población. Es entonces cuando Albero conforma su familia, de la que posteriormente, perderá a su hijo pequeño debido a una muerte súbita a los pocos meses de nacer. Esto, junto al posterior cierre del restaurante debido a la crisis, hunde a Albero en un aislamiento en casa durante más de tres meses -además de una fuerte neumonía- tiempo en que reflexiona sobre afrontar su deporte de una manera más profesional.
Es en 2014 cuando Albero decide volver a participar en competiciones deportivas como el Campeonato Nacional de Rallyes TT, el Campeonato MotoDes y otros eventos como la Baja Aragón o la Panáfrica, ya sin ocultar su enfermedad.
Es por ello que su objetivo es el de correr el próximo Dakar 2018, siendo el primer DT1 en hacerlo y coincidiendo con las 40 ediciones de esta prueba deportiva. Ya cuenta con el patrocinio de organismos como el Hospital de la Ribera, Marqueset Sistemas Logísticos o la Cátedra de Innovación de la UPV, pero todavía requiere una mayor suma de dinero para poder afrontar los gastos de la prueba.