Populars Xàtiva
En el largo y tortuoso camino que va de ser la segunda ciudad del reino a ser un pueblo de segunda fila, Xàtiva ha recorrido en los últimos meses un buen trecho. Empantanados en un proyecto político que no tiene otro norte que resucitar la «cultureta» de los años sesenta del siglo pasado, la decadencia setabense se evidencia día a día, y no hay manera de salir del fomento de polémicas estériles, de bailarle el agua a payasos o artistas sin un ápice de comicidad o ingenio creativo, del abuso de una retórica populista y denigrante, de la exaltación desmesurada de lo folclórico, de una memoria histórica sesgada y falsa…
Y empezamos un nuevo curso político. Como esos alumnos repetidores y «ni-nis» que son tan del agrado de los izquierdistas -a los brillantes no los pueden ni ver, por «poco solidarios»- nos vemos obligados, como burros de noria, a repetir año tras año el ciclo acostumbrado: la instrumentalización de la guerra de Sucesión y de la Civil, subrayando unos hechos y escamoteando otros, la feria de agosto, cada año más llena de jaimas morunas acampadas por doquier…
Pero que nadie pueda pensar que exageramos. Se ha de reconocer que quienes nos gobiernan manejan a la perfección dos campos, el de la propaganda al estilo soviético en internet y las redes sociales, y a una juventud crédula y aleccionada, engatusada con cuatro palabras sencillas -tipo «llibertat, amnistía i estatut d´autonomia»-, ahora sustituidas por «pueblo», «corrupción», «democracia»…, sabiamente administradas. Que no se diga que no sabemos reconocer el trabajo bien hecho.
Mientras tanto, la economía setabense sucumbe víctima de la imprevisión, la ocurrencia del momento y el enfrentamiento en el seno del tripartito. «¡Es la economía, imbécil!», espetó una vez Bill Clinton a Bush en frase lapidaria y soberbia. Quizá sea necesario aclarar, para los menos avisados, que «economía», en Estados Unidos, significa iniciativa privada sabiamente reglamentada. Sin ella nada es posible: ni adecentamiento del casco antiguo, ni embellecimiento de los jardines, ni siquiera acoger a los refugiados en condiciones. No van por ahí las cosas setabenses. De economía, de modernidad, de atracción de empresas y emprendedores, y por lo tanto de puestos de trabajo, de riqueza, de desarrollo, ni una palabra. El lema del gobierno municipal parece un anuncio de discoteca trasnochada: lo «retro», «forever». ¿Es esa es la esencia de lo «progre»? Avanzamos. Quizá lleguemos al Paleolítico Inferior antes de lo que pensamos.
Populars Xàtiva