En la historia de la Humanidad el Sol es algo vital ,admirable y misterioso, de ahí que hemos de buscar en la prehistoria el motivo de fiesta que su aparición provoca. Las tinieblas son la muerte. La luz es la vida.
La astrología nos acercará a unos ritos festivos que en el antigua Persia y Mesopotania dedican al nacimiento del sol.
Mas o menos, y siguiendo esa linea Meliton de Sardes alrededor del año 170 siendo Obispo de Lidia identifica el sol con Cristo. “El Rey del Cielo, Príncipe de la creación, el Sol levante que apareció también ante los muertos del Hades y los muertos de la tierra, ha ido como un verdadero Helios hacia las alturas del cielo”.
La evolución de las creencias procedentes de Egipto lleva a que la Iglesia de oriente celebre, no tanto el nacimiento como la manifestación de ese mismo Sol de Justicia.
Nosotros según la tradición indoeuropea celebramos el nacimiento de Jesus el 25 de diciembre. A Roma llega traído por las legiones romanas procedentes de oriente el culto a Mitra, una religión en muchos aspectos semejante a la cristiana. Tiene un concepto de redención de salvación de las almas, celebran comidas rituales, etc, y por ello en el siglo II entra en conflicto con la religión cristiana por ser más digerible e inteligible que el cristianismo, la religión mitrea celebra el nacimiento de Mitra la noche del 24 al 25 de diciembre en el paso del solsticio de invierno, como también, se celebra en los cultos al sol, de los pueblos bárbaros europeos, fruto de las grandes migraciones procedentes de oriente.
De todo ello y de muchísimos más datos concluimos que estas fiestas están extendidas por todas las culturas. Son fiestas de origen pagano pues no se encuentran en el pueblo judío que tanto influyo en el cristianismo primitivo.
Yo no me escandalizo ni encuentro extraño que se paganice lo que ha sido pagano. Hay quien se queja, sin reflexión ninguna, que nos roban el sentido cristiano de la Navidad, como si fuera una fiesta exclusivamente cristiana. Hemos de ser honestos y saber que entramos en la dinámica navideña diciendonos quien es nuestro “Sol Invictus”, quien es nuestro redentor quien es nuestro y para nosotros ese “Sol de Justicia” nuestro Rey, nuestro Camino, Verdad y Vida que entra en la Historia naciendo como uno de nosotros, de quien ignoramos el día y hora, “porque a la hora que menos penséis viene El Hijo del Hombre” porque quiso ser uno de nosotros, semejante en todo menos en el pecado, para que nosotros, sin el pecado, alcancemos ser como El.
A partir de ahí podemos hacer historia de nuestra navidad común y nuestra navidad personal y narrar nuestros recuerdo, nuestras costumbres, nuestras comidas…..
Ni tan siquiera en España se celebra igual. Entre nosotros la comida principal era “El puchero de Nadal” en otro sitio es la cena antes de la “Misa del Gallo” con su resopón. Pero en todos “La hora mágica” del paso de un día a otro con el nacimiento de quien es ese “Sol Invictus”, Sol de justicia, Sol Salvador Redentor que es el Jesus Niño, es el paso del 24 al 25.
Los tiempos cambian, más allá de la liturgia celebrada en la iglesia, cada cual ha de fabricar sus recuerdos. La nostalgia de nuestra niñez, de nuestros sabores y olores no son las que serán para quienes están creciendo entre nosotros, ellos se quedaran con sus nostalgias tal y como las viven hoy. Los valores de familia, la vida compartida en torno a una mesa que alimenta la solidaridad no serán como las nuestras pero serán las suyas. Sus amigos tu forma particular de entender la convivencia, siempre generosa, de apertura al más débil.
Son fiestas de luz. Hay que desterrar todo tipo de tiniebla, de aquella que empobrece el alma o nos separa de los demás por ignorar su falta de cariño.
Quienes compartimos la misma fe vivamos nuestra Navidad con el deseo de Cristo con gran respeto a la alegría de quienes no la comparten pero que de una forma u otra celebran el nacimiento de la vida.