5.000 personas vibraron con un concierto que acabó haciendo saltar a público de todas las edades
Melendi derramó anoche sus “Lágrimas Desordenadas” en el estadio El Clariano de Ontinyent, ante cerca de 5.000 personas totalmente entregadas con un concierto que acabó haciendo saltar a público de todas las edades. La potente y versátil voz de la alcoyana Neus Ferri, que actuó como telonera, sirvió para calentar motores a un auditorio heterogéneo, con los fans más jóvenes en primera fila pero con gente de todas las edades e incluso familias enteras repartidas por todo el recinto.
Tras ella y entre una gran ovación apareció Melendi con las “Lágrimas Desordenadas” que dan título a su último trabajo. Unas con el estilo de siempre del cantante, como “Tu lista de enemigos”; otras con un tono renovado como “Tu jardín con enanitos”; temas autobiográficos con temas como “De pequeño fue el coco”, y por supuesto también canciones de otros álbumes como “Te quiero como el mar”, “Piratas del Bar Caribe” o “Billy el Pistolero”. Todas ellos con el inconfundible estilo del pop-rock del cantante asturiano, que se vació en todo momento sobre el escenario ante un público sorprendido por la gran interacción del cantante, que interrumpía la letra de algunos de los temas con apelaciones a los espectadores y aprovechaba las pausas entre canciones no sólo para dar detalles de las mismas, sino también para bromear e incluso contar alguna que otra anécdota.
El alcalde de Ontinyent y concejal de fiestas, Jorge Rodríguez, valoraba positivamente la acogida dispensada a un concierto del que destacaba que “entronca con la filosofía que teníamos al poner en marcha el programa Ontinyent en Concert, que era convertir la ciudad en referencia y punto de atracción para las comarcas vecinas, algo que hemos conseguido, como se puede constatar con el público que ha venido a este concierto, de todas las edades y procedentes de muchos lugares”, destacaba.
La puesta en escena aprovechó a la perfección todo el equipo de luz y sonido dispuesto desde primera hora de la mañana y que se adaptaba a cada tema, con continuos cambios de color y proyectando imágenes en la gran pantalla dispuesta tras el artista, que no dejó de moverse en ningún momento. Al final, tras más de tres horas de música, lágrimas de alegría por haber disfrutado de una actuación memorable, y alguna que otra de tristeza por haber dejado atrás el que para muchos ha sido el concierto del verano.