Los estudiantes del IES Enguera vuelven a arrasar en el Concurso de Escuelas de Pastelería de la Comunitat

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Campeones en Pastelería Salada e Innovación

El IES Enguera vuelve a estar de enhorabuena. Como cada año, el centro suma nuevos trofeos al cada vez más extenso palmarés que acumulan los estudiantes de hostelería que pasan por sus aulas. Más premios que confirman que en Enguera, se forman futuras promesas de la hostelería.

En esta ocasión, ha vuelto a ser el Concurso de Escuelas de Pastelería de la Comunitat Valenciana, un evento organizado anualmente por el Gremio de Pastelería valenciano, y que está dirigido a los estudiantes de las escuelas de hostelería.

Como no podía faltar, los chicos y chicas han vuelto a triunfar, y se han alzado campeones en dos de las cinco modalidades a las que presentaron sus trabajos, en Pastelería Salada e Innovación. Un gran reconocimiento para el esfuerzo que constantemente están realizando alumnos y profesores desde los fogones, y una muestra de la capacidad de coordinación de los estudiantes de primer y segundo curso, que han trabajado en equipo para dar lo mejor de sí mismos.

El concurso tuvo lugar en el mercado de Colón desde el pasado 16 de febrero y hasta el 18. Los chicos se enfrentaron al estrés de preparar sus trabajos contrarreloj, en un entorno rodeado de otros cientos de estudiantes de distintas edades y especialidades culinarias, así como por decenas de espectadores que se acercaron a contemplar la rapidez, precisión y meticulosidad de los concursantes por montar y exponer sus composiciones.

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Hubo que esperar durante dos días hasta saber el fallo del jurado, pero las espectativas eran altas. No hubo premio en Pieza Artística, Tarta ni Bombonería, pero sí en las otras dos modalidades. Con estas, el centro suma ya cinco reconocimientos en pastelería. Un trofeo de cada modalidad, gracias a los obtenidos por los estudiantes en recientes ediciones en las modalidades restantes. Y todo, compitiendo contra alumnos de muy alto nivel, estudiantes de confitería, pastelería, y restauración. Otro gran triunfo para los enguerinos.

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En esta línea, hay que destacar las incontables horas de trabajo y dedicación, y el derroche de imaginación que supone participar en los distintos certámenes y competiciones que se les ponen por delante a los jóvenes del IES Enguera. No son concursos de cocina.
Y por todos es sabido ya que, en la capital de la Canal de Navarrés, los chicos y chicas se forman para ser mucho más que cocineros. Allí se forman especialistas del paladar, y de los cinco sentidos. Ese es su sello distintivo, y por ello destacan allá donde van.

Y es que un concurso de esta índole requiere mucho más que diseñar una receta apetecible o sabrosa. Esta vez, por ejemplo, el jurado valoraba artesanía, innovación, limpieza y organización en el montaje. Se dice rápido. Y sin embargo todo esto requiere un cuidado meticuloso en cada uno de los pasos que hay que seguir. Decenas de horas de reuniones, experimentos, documentación y diseños. Pruebas, corrección de errores, y muchas, muchas horas extra.

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Pero es que, en otras ocasiones, también se les ha exigido que trabajaran con texturas, sabores, olores. Y han cumplido con creces, ofreciendo composiciones que elevan la gastronomía a la categoría de arte. Fue el caso del Concurso de Gazpachos de Escuelas de Hostelería de la Comunitat, impulsado por el propio centro, y en el que los chicos han demostrado su valía no sólo para realizar un gazpacho enguerino que ni los mejores cocineros del país, sino que también han sido capaces de imponerse con un nuevo estilo, con su propuesta de gazpacho de innovación.

Más reuniones, más imaginación, más estrés y más competitividad. Y más horas extras. Pero ellos no dan un paso atrás, y año tras año se superan, vuelven a concursar en todos los certámenes que se les ofrecen, y demuestran de los que son capaces. Por el camino, la joven escuela de Hostelería de Enguera suma premios, y se consolida como una de las más prometedoras del panorama valenciano.

Y todo se debe al espíritu emprendedor del centro, sus profesores, y sus alumnos. Dentro y fuera del horario escolar, los chicos se dejan la piel en sus proyectos. Participar en un concurso es sencillo. Vencerlo, no tanto. Hay mucha competencia, pero ahí es donde se nota la dedicación, la capacidad de trabajar en equipo en situaciones de alto estrés, y la calidad de la formación que han recibido.