La Generalitat preparó en 2012 a 500 personas para poder adoptar niños

Un total de 500 personas de la Comunitat Valenciana se prepararon durante el 2012 para adoptar a menores a través de los 27 cursos de preparación para solicitantes de adopción nacional e internacional promovidos por la Conselleria Bienestar Social, según ha avanzado la directora general del Menor, Rosa Aragonés.

La asistencia al curso es un requisito necesario para la obtención del certificado de idoneidad, que se completa, una vez acabada la formación, con la evaluación psicosocial de los solicitantes. Del total de las 27 ediciones realizadas, 11 corresponden a adopción nacional y 16 a internacional.

Respecto a la distribución por provincias, 13 cursos se realizaron en Valencia en los que participaron 283 personas, 4 se desarrollaron en Castellón con la asistencia de 63 personas y los 10 cursos restantes se realizaron en Alicante, con la presencia de 154 personas.

Rosa Aragonés explica que los cursos de preparación a las familias se realizan una vez presentada la solicitud y previa a la valoración de idoneidad «con la finalidad de aproximar a las familias adoptantes a los aspectos relacionados con la parte humana y afectiva del proceso de adopción y de ayudarles a contemplarlo desde el punto de vista del menor» y recuerda que la Comunitat Valenciana «es precursora en España en el área de formación de familias para adopción».

«Estos cursos contribuyen a que, al llegar a su nuevo hogar, el menor tenga garantizado un ambiente familiar preparado, responsable, estable y comprometido en su desarrollo integral», destaca Aragonés, que añade que el objetivo es «velar porque cada niño encuentre las mejores condiciones personales, familiares, y sociales que le faciliten su desarrollo como ser humano».

Objetivos de los cursos

La paternidad adoptiva supone diferencias respecto a la biológica, que los padres adoptivos han de conocer de antemano para poder atender estas situaciones diferenciales a medida que se vayan manifestando.

La directora general explica que las necesidades emocionales de los niños adoptados requieren de sus padres una preparación especial para ayudarles, por ejemplo, a superar las posibles secuelas de sus antecedentes de negligencia o maltrato y a aceptar el hecho de haber vivido un abandono.

La preparación para la adopción pretende ayudar los padres a ser capaces de minimizar las dificultades de la adaptación que supone iniciar una convivencia entre personas desconocidas entre sí, aunque exista un fuerte deseo de permanencia como familia.

En los talleres formativos, totalmente prácticos, las familias comparten sus inquietudes y van formándose progresivamente para obtener como resultado una adopción satisfactoria.

Criterios de idoneidad para adoptar

Rosa Aragonés explica que se entiende por idoneidad la capacidad, aptitud y motivación adecuadas para ejercer la patria potestad, atendiendo a las necesidades de los niños adoptados, y para asumir las peculiaridades, consecuencias y responsabilidades que conlleva la adopción

La declaración de idoneidad requerirá una valoración psicosocial sobre la situación personal, familiar y relacional de los adoptantes, y su capacidad para establecer vínculos estables y seguros, sus habilidades educativas y su aptitud para atender a un menor en función de sus singulares circunstancias, así como cualquier otro elemento útil relacionado con la singularidad de la adopción.

Entre los criterios generales de valoración positiva destacan, entre otros, la estabilidad y madurez emocional que permitan el desarrollo armónico del niño, la existencia de motivaciones y actitudes adecuadas para la adopción, la relación estable y positiva de pareja, en caso de solicitudes conjuntas o la aptitud básica para la educación del menor.

Por contra, entre los criterios que se valoran negativamente se encuentran la existencia de psicopatología en alguno de los solicitantes, problemas de salud que impidan la adecuada atención del menor o la existencia de motivaciones inadecuadas, como pretender satisfacer necesidades o carencias personales sin un verdadero interés en ejercer la paternidad.

Se valoran negativamente también la inestabilidad de la pareja, la existencia de elevados niveles de estrés sin perspectiva de cambio, habilidades educativas inadecuadas o la ausencia de conciencia de familia adoptiva, entre otros.