A la charla de la monja doctora en medicina y teología acudió una gran afluencia de público
La famosa monja benedictina, doctora en medicina y teóloga, Teresa Forcades, visitó el domingo la Font de la Figuera. Llegada directamente desde el Monsestir de Sant Benet (Montserrat-Catalunya), donde reside habitualmente, Teresa Forcades ofreció una conferencia enmarcada en la programación del Jubileo que concedió el Papa Francisco.
La conferencia de la teóloga benedictina Teresa ha girado en torno al tema: «Fe, Esperanza y Amor para un mundo nuevo». A través de la misma se pretendía llegar especialmente a los jóvenes, responder los interrogantes que les surgen y acercarse, como desea el Papa Francisco, a “todas las periferias”.
Expresó el gozo por estar en la Font de la Figuera, un pueblo resistente de frontera, y bajo el amparo de la Mare de Déu dels Xics, es decir, de los más jóvenes, pero también, de los más pequeños de nuestra sociedad en todos los sentidos de los más desamparados y desheredados de un mundo injusto. Un Jubileu que es una oportunidad de reencontrarse con las raíces más profundas y fraternales del Evangelio que propone al amor a todas las criaturas y al mundo, que ayudamos también a crear .
Teresa Forcades invitó a emprender con motivo del Jubileu un tiempo nuevo de renovación y de compromiso con las personas y nuestro mundo. Los cristianos deben ser sal y levadura, encarnándose en el tiempo y el espacio que les rodea. Para ello, deben leer el evangelio como este quiere ser leído, descubriendo a Dios en las hermanas y hermanos, especialmente los necesitados y marginados.
Por otra parte señaló: «Con decir que se cree no basta, la fe hay que construirla día a día y, especialmente, dejando espacio para Dios, libremente, un Dios dador y, a la vez recibidor, como señalada san Francisco de Asís: “De Dios soy hijo y también soy madre”.
En este sentido, defiende que todos los cristianos están llamados a ser “madre de Dios”, un Dios que es amor, pues se dejan ocupar y llenar por Dios y lo ofrecen a las hermanas y hermanos, “dan a luz a la Luz”, lo paren con su compromiso con los más débiles, desvalidos y necesitados, que un capitalismo injusto va multiplicando, al detentar de toda la riqueza mundial un uno por ciento de la población . Así, se puede construir una Iglesia más centrada en el amor universal que en los dogmas, más evangélica como la que propone el papa Francisco, dialogante, samaritana, madre. “una Iglesia que sea encarnación del Espíritu y sacramento del amor de Dios al mundo”.
No exenta de polémica, como cuando denunció a los grandes laboratorios multinacionales con motivo de la supuesta infección de gripe A, Teresa habla con claridad, des de una reflexión y actitud plenamente cristianas de los problemas que afectan al mundo actual como el papel de la mujer en la sociedad pero también del capitalismo, de las injusticias y esclavitudes, de los abusos que se ejercen desde la industria farmacéutica o de los grandes retos que encuentran los cristianos de nuestro tiempo.
Con frases como «la ley está hecha por las personas y no tiene ningún sentido pensar que la voluntad popular no puede cambiar la Constitución», esta teóloga feminista también critica, desde el sistema económico y la corrupción generalizada: «hay personas que han abusado del sistema. El problema no son los corruptos, sino crear las estructuras que los penalicen».