El periodista pone a Ontinyent como ejemplo “de como la educación y la política pueden ser armas contra la inexorabilidad de las cosas”
“Los agoreros solo tendrán razón si no nos ponemos en pie y echamos a andar”. Ésta es la conclusión a la que llegaba ayer el reputado periodista Iñaki Gabilondo en su charla “Lo que pasa y lo que queda”, un análisis de la situación sociopolítica en España y el mundo con la que participaba en la inauguración del curso académico 2014/2015 de la Universidad de Valencia (UV) en el Campus de Ontinyent. El acto tenia lugar en un abarrotado Centro Cultural de Caixa Ontinyent, que incluso requería habilitar dos grandes pantallas externas en salas adyacentes para dar respuesta a un aforo total que superaba las 500 personas en el edificio.
Ante una mesa presidencial en la que intervenían el Alcalde y Presidente de la Fundación Campus Ontinyent, Jorge Rodríguez; el Rector de la UV, Esteban Morcillo; y el Presidente de Caixa Ontinyent, Antonio Carbonell, Iñaki Gabilondo ponía a la ciudad de Ontinyent como ejemplo “de cómo la educación y la política pueden ser armas contra la inexorabilidad de las cosas”, una inexorabilidad contra la que hay que rebelarse porque la crisis “es el infarto de un obeso fumador que ahora no debe recaer en los mismos vicios”, apuntaba.
El conocido comunicador, que firmaba antes del acto en el libro de honor del Ayuntamiento de Ontinyent y recorría a pie algunas calles de la ciudad, se mostró visiblemente sorprendido por la gran acogida brindada por la ciudad, y protagonizaba una intervención de apenas 35 minutos llena de la energía y convencimiento que le han caracterizado a lo largo de su trayectoria. El también “Doctor Honoris Causa” por la UV hacía un breve análisis de la situación actual en el mundo y en España, para después incidir en que “lo que pasa está pasando, y lo que viene detrás no está escrito, lo decidiréis todos con vuestras acciones y omisiones”.
Así, exponía un contexto en el que las desigualdades “crecen muy rapidamente y sin parar”, donde “la inestabilidad lo alcanza todo” y Europa no responde adecuadamente “porque a día de hoy no es más que una especie de gran supermercado”. En el origen de esta situación, apuntaba a las políticas neoliberales, “que ya desde la época de Ronald Reagan y Margaret Thatcher levantaron los diques para que se pudiera especular, y se descontroló el flujo del dinero, poniendo a otros poderes por encima de los elegidos democráticamente. Lo que ha pasado no es un accidente”, señalaba.
Gabilondo destacaba que “el crecimiento ilimitado no es posible en un mundo limitado, y aunque los cambios tecnológicos resolverán algunos problemas, no van a resolver la necesidad de cambiar los valores: se ha entronizado el dinero como primer y único valor a niveles patológicos, el ciudadano se ha convertido en un mero consumidor, y esto es un drama que además genera angustia”.
En el caso concreto de España “se añade también una mala gestión de la época de prosperidad. El desplome de las clases medias es evidente, las bases de la sociedad surgida de la transición están temblando todas a la vez, la gente teme volver donde creía que no tendría que hacerlo, y se asusta”. Pero ante ello incidía en un mensaje: “no podemos aceptar la inexorabilidad de las cosas, los pronósticos pueden cambiar con hechos que no estén previstos, y para cambiarlos hay que hacer frente a dos batallas: la de la educación y la de la política”.
Llegados a este punto, el periodista aludía a una conversación con el Alcalde de Ontinyent de la que extraía que la ciudad ha sufrido duramente la crisis pero “ha aprendido cual ha de ser este camino”, señalando que la educación y estudios como los que ofrece la UV en Ontinyent “son importantísimos, como también lo es que la gente no tenga desdén hacia la política, no hay que pasar de ella porque nos afecta a todos”.
En este sentido destacaba que “sociedad y política se han de hacer fuertes para hacer frente a esos otros poderes, es con la educación y la política como podemos neutralizar los pronósticos de los agoreros”. Para acabar Iñaki Gabilondo se dirigía especialmente a los estudiantes, a los que decía que “os dejo que os desaniméis y seáis escépticos, porque hay motivo, pero lo que no dejo es que os rindáis”.