El Año Santo ya ha arrastrado hasta la población centenares de pelegrinos
La Parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de la Font de la Figuera se prepara para la esperada visita del hasta ahora arzobispo de Valencia, preconizado para la sede de Madrid, Carlos Osoro, el cual ha aceptado la invitación de presidir la procesión del próximo domingo 7 de septiembre, día dedicado a la Mare de Déu.
Después de que el Arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, lo solicitara al Papa Francisco, la Parroquia de esta población celebra ahora la concesión del Papa Francisco a celebrar su Jubileo que, desde el pasado 24 de julio suscita gran atención en la Font de la Figuera.
“La pronta visita del arzobispo de Valencia nos llena de alegría y, por eso, le agradecemos el gesto que ha tenido, primero por apoyar la iniciativa de esta Parroquia al solicitar dicho Jubileo al Papa Francisco y, ahora, por honrarnos con su visita uno de los días más importantes del año para los fontiguerenses: el Día de su patrona, la Mare de Déu dels Xics”, afirma el cura párroco, Lisardo Castelló.
Pero no será la única visita que ha recibido el Templo Parroquial desde la inauguración del Año Santo. “Desde el mes de julio, hemos recibido más de 200 personas atraídas por esta celebración”, señala Castelló. En su mayoría, son personas que quieren compartir su fe, pero, además, uno de los aspectos que más les llama la atención, es la capacidad de la parroquia de dar prioridad al anuncio de la fe a los más jóvenes y su formación cristiana. “La juventud es el alma de esta iglesia y, por ello, siempre intento integrarla en la vida cristiana y parroquial”, destaca el cura párroco.
La Parroquia Natividad de Nuestra Señora inició el Año Santo el 24 de julio de 2014 con la bendición de la Ermita de Sant Sebastià, que acababa de ser restaurada, y una peregrinación desde allí hasta los pies de la Mare de Déu, en el Templo Parroquial. Será el mismo recorrido que realizará el próximo domingo Carlos Osoro, el cual también impartirá la bendición papal.
El Jubileo dedica una atención especial al amor y a la justicia, pero, ante todo, a Dios, bajo un halo de renovación en todos los sentidos. Es un hito a la conversión personal, pero con dimensión social, con amor a todas las hermanas y hermanos con un firme compromiso por la justicia y la paz en el mundo, con especial atención a los marginados, excluidos o desheredados.
“Iniciamos un año de perdón, de gracia y de gozo, pero, sobre todo, de acercamiento a Dios en el que demostraremos nuestra honda estima a todos los peregrinos y visitantes”, añade Castelló.