La escultura está considera como “un icono muy importante a nivel local”
Debido “al nuevo gobierno autonómico y el cambio de sensibilidad que se ha introducido” a la hora “de acercar el patrimonio a los pueblos valencianos”, el Ayuntamiento de Bocairent acaba de enviar una nueva petición de cesión temporal del león ibérico, una escultura del siglo IV a.C. En la misiva dirigida a la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, el alcalde Josep-Vicent Ferre considera que el retorno de la obra “resultaría un gran incentivo para nuestro pueblo y se acompañaría de una importante programación cultural” ya que se trata “de un icono muy importante a nivel local”.
Esta nueva solicitud de préstamo del león ibérico de Bocairent se enmarca en el 120º aniversario de la donación efectuada por Vicente Calabuig y Carra, propietario de la finca donde se halló la pieza y catedrático de la Universidad de Valencia, al Museo de Bellas artes de Valencia en cuyo claustro se exhibe actualmente. En caso de ser aceptada la petición, la escultura permanecería en el Museo arqueológico municipal Vicent Casanova que cuenta con una réplica creada a partir del molde confeccionado por el prestigioso escultura valenciano del siglo XX Vicent Pallardó.
León ibérico
El león ibérico fue localizado a mediados del siglo XVIII en la loma de Galbis, próxima al nacimiento del río Vinalopó, partido en dos “grandes trozos y otro pequeño, y no se pudo encontrar el correspondiente a las patas delanteras”, según las crónicas de la época. Con 90 centímetros de alto y 112 de largo, los historiadores consideran que formaba parte de un templo.
Enrique Pla Ballester describía la escultura como un “animal tendido, con las patas traseras dobladas bajo los cuartos posteriores y, al parecer, debía tener las delanteras extendidas hacia el frente; la cola está metida entre las patas y asoma su extremo por encima de la garra izquierda; la cabeza presenta un aspecto extraño a consecuencia de haber perdido las orejas y el extremo delantero del hocico, pero permite ver la buena talla en la comisura de los labios y en las líneas representando los pelos del bigote. El cuerpo, de línea suave, tiene marcadas las costillas mediante ligeras ondulaciones, y el cuello, largo y esbelto, apenas si deja entrever la melena, finalmente grabada”. Así pues, el estudioso considera que “una leve desviación, hacia la derecha, del cuello y de la cabeza dan a la pieza una sensación de viveza que contrasta con el hieratismo de otras esculturas y con la pesadez del cuerpo. El conjunto sugiere fuerza y vida, a pesar de las mutilaciones que el trascurso de los siglos ha causado”.