Alzira acoge la exposición de Adriá Piná, ‘Marilyn 000’

(Alzira 21- 04- 2010).- La Casa de la Cultura de Alzira acogió la inauguración de la exposición de Adriá Pina “Marilyn 000”. Una serie dedicada por completo a ese icono del pensamiento colectivo como es Marilyn y su entorno.

En esta exposición Adrià afronta la figura de la actriz desde tres puntos de vista: la referencia como un icono artístico de Andy Warhol y el pop, su mitología a través de imágenes de su filmografia y Marilyn como personaje público.

En esta muestra, como es habitual en su producción, Adriá da una continuidad a su trabajo anterior, se puede detectar referencias a series como Escultura, ciudades, manos, juegos…y vuelve a mostrar toda su experiencia técnica y su pasión por experimentar con los materiales: plata, acrílicos, lápiz, mimbre, etc. Hasta las pesetas superpuestas que remarcan la propia entrañabilidad y popularidad del personaje, en esta ocasión todo aplicado sobre tela exceptuando las realizadas sobre plástico y la espectacular pieza de la escala sobre plástico espejo.

Una exposición fruto de un proyecto común que, hace un año, el Ayuntamiento de Alzira y la Fundación Caixa Carlet iniciaban. Un proyecto destinado a hacer posible que los ciudadanos pudieran acceder a una digna representación de lo que los artistas plásticos están haciendo y aportando al panorama artístico contemporáneo. La continuación de este proyecto ha permitido que se inaugure la tercera exposición compartida que continua en la línea de presentar el mejor panorama artístico valenciano.

El concejal de Cultura, Carlos Correal, ha destacado: “Hace un mes nos reunimos en la sede de la Fundació Caixa Carlet, con motivo del inicio de esta exposición de Adriá Pina, y quedé impresionado por la calidad de su obra. Conocedor de su trayectoria artística y, a la luz de los comentarios expresados por los asistentes, tuve la certeza absoluta de que la valía la pena reforzar nuestro compromiso. Y es que siempre es satisfactorio que artistas de la talla de Pina expongan su obra en nuestras Salas de Exposiciones, hecho que dignifica y conserva su credibilidad y constituye un referente para los jóvenes artistas. Más aún en esta época de dificultades, en la que la cultura y, concretamente, el arte, está padeciendo las consecuencias, por eso es cuando más apoyo necesita la cultura. Y por eso proyectos como este, en el que se comparten recursos y esfuerzos, permiten la salida hacia delante sin bajar el listón”. Correal ha añadido: “Agradezco a la Fundació Caixa Carlet nuestro gran trabajo en equipo, así como a Adriá Pina que haya querido colaborar con nosotros con esta magnífica exposición, él junto a Rosa Torres, Monique Bastiaans y próximamente, Artur Heras, constituyen una excelente carta de presentación de este proyecto”.

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Adriá Pina

La trayectoria de Adriá evidencia su merecido lugar que hoy ocupa en este panorama. La indiscutible perícia técnica, la coherencia de sus series, la profundidad intelectual de su lenguaje pictórico, la proximidad del uso de una iconografía reconocible y popular le confieren este lenguaje, el incansable trabajo de investigaciçon con materiales y procesos, los periodos de reflexión ardua antes de atacar una nueva serie y la infinidad de horas de trabajo durante sus cerca de 40 años de profesión.

Su itinerario pictórico arranca sobre los años 70 con esos óleos inspirados en el entorno más próximo, la naturaleza, el compormiso social y la preocupación ecológica. A partir de ahí, su trabajo, comienza a desgranarse en sus conocidad series en las que, partiendo de la figuraciçon realista y alrededor de una temàtica concreta con un claro elemento identificador, intriduce otros elementos iconográficos que actuan como distorsionadores provocando una segunda lectura y transportando el motivo central a un discurso con otros referentes históricos, estéticos o simbólicos, un discurso más conceptual en lo que radica el verdadero sentido de la obra de Adriá. Discurso para el que no escatima ningún material ni técnica posible: aceites, grafitos, tintes, acuarelas, lápices de color, hierro, y otros que aplica sobre lienzo, madera, papeles o aluminio entre otros soportes.

Desde aquella primera seria Reclam, de la que el AYuntamiento de Alzira tiene una buena muestra fruto del primer premio obtenido en el año 86 en el Salón Nacional de Pintura Teodoro Andreu, muchos han sido los motivos que han inspirado su creación.

Romá de la Calle, estableció un orden lógico con el que lugar sus series: el reclamo del pintor es la propia pintura, las manos son su vehículo, las herramientas su instrumento y cuando la obra está acabda necesita de un espacio donde dialogar con el espectador del museo.

Ya a finales de los 80, Adriá encuentra en los museos que visita y en sus ciudades una rica y atractiva fuente de temáticas. A partir del Pergamonmuseum, empieza una serie sobre Berlín a la que siguen las representaciones reales y las composiciones imaginarias de arquitecturas emblemáticas de Barcelona, Viena, Marsella y Roma. Arquitecturas y calles solitarias o con sus transeuntes, algunos de ellos paseándose impunemente por Roma como Asterix y Obélix. En estas series introduce elementos compositivos y cromáticos, esferas y figuras geométricas, que tendrán continuidad en las serie Escultura de mitad de los 90.

Henry Moore , Giacometti, Rodin y los clásicos son renovados y , en cierta manera trasngredidos, bajo la mirada de Adriá. Con esta serie expuso por primera vez en esta Sala de Alzira en 1994 y de esa exposición conservamos en Alzira la pieza El espinario.

A finales de los 90 inicia una gran serie que también disfrutamos en Alzira en el 2002, Joc, donde Adriá nos presentaba una seguida de obras, algunas de ellas a cavallo entre la pintura y la escultura en las que desplegaba un universo referencial que iba des de lo puramente lúdico hasta las interpretaciones de obras de Joan Borssa, Le Corbusier o Warhol, pasando por las reflexiones sobre mitos y personajes de interés universal y elementos sacados de la iconografía infantil y popular, todo tratado con un lenguaje irónico y con recurrentes referencias al Pop.

Reproduce estas temáticas en la serie que lleva por título Capses. En el 2003 arranca una nueva serie de Mans que representa a sus hijos y a él mismo a través de las propias manos, manos alegres, tiernas, creativas, pintadas con todos los colores.

Con todas estas series ha recorrido el mundo en más de 250 exposiciones entre individuales y colectivas destacando la magnífica retrospectiva de 2008. Ha obtenido más de 50 premios y su obra está presente en cerca de 40 colecciones.