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Hay momentos a lo largo de la vida de cualquier club de fútbol desde su fundación, que suelen pasar por horas bajas e incluso coqueteando con la pérdida de categoría. En muchos casos, esos descensos se consuman, algo que es muy difícil de revertir y que puede abocar a la desaparición de ese determinado equipo, como se ha demostrado con el paso de los años.

En esa situación controvertida es en la que se encuentra el Valencia CF en estos momentos. Los resultados de la Liga Santander durante el presente curso, están llevando a los ché a ser uno de los peores equipos de la competición y ocupar actualmente puestos de descenso.

La llegada de Rubén Baraja al banquillo valencianista, ha hecho que las aguas parezcan que bajen más tranquilas por la ciudad del Turia aunque aun la permanencia tenga que ser una carrera de fondo con muchos equipos involucrados. Cada partido a partir de ahora debe ser encarado por el cuadro ché como una auténtica final.

Con el Elche CF virtualmente descendido, dos son las plazas que quedan que supondría la bajada a los infiernos. El último partido en Mestalla que acabó con victoria ante la Real Sociedad, debe mostrar el camino para ir concatenando victorias en el casillero.

Se ha demostrado a lo largo de los tiempos, que es complicado salir del pozo cuando un equipo no está diseñado para luchar por la permanencia. Casos como el Real Zaragoza, el Real Club Deportivo de la Coruña o el Sporting de Gijón ponen a las claras lo fácil que es descender en una temporada para olvidar, y lo complicado que es regresar a la máxima categoría en un breve espacio de tiempo.

La empresa que tiene por delante el Valencia CF no es nada sencilla. Afición y equipo deben ir a una si quieren cumplir con los objetivos. Es indudable que el ambiente está convulso desde hace ya algún tiempo. Las decisiones tomadas por la directiva en forma de ventas y la no llegada de fichajes de nivel que cubran esas bajas, han sido una de las gotas que han colmado el vaso entre la relación de Peter Lim y toda la parroquia valenciana.

Si se consigue la permanencia, esta temporada quedará en la retina de los aficionados como un mal sueño. En cambio, si llega la peor de las noticias en mucho tiempo dentro del Valencia CF, restituir la ilusión y recuperar la categoría no será nada sencillo.

Rubén Baraja y su equipo tienen una larga y ardua tarea por delante. Cada partido será vital para alcanzar los previsibles 40 puntos necesarios para la permanencia. En breve conoceremos si la victoria ante la Real Sociedad fue un espejismo, o por el contrario es un cambio de tendencia que aclara el panorama valencianista en el corto plazo.

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